- Haga la prueba del algodón. Pregúntese si de verdad quiere fastidiarse todos los días vomitando palabras y palabras, a precio de saldo. Cuando haya decidido que sí, pruebe a hacerlo durante un mes, con el blog cerrado y sin visitas. O mejor durante dos meses. Si lo considera cansado y desmotivante, replantéese la decisión.
- Sea bueno, muy bueno. Si le gusta escribir y además quiere hacerlo, pues hágalo. Pero si además pretende que la gente se tome la molestia de leerle, sea bueno. Muy bueno. Ser bueno no asegura el éxito, y los pocos blogs malos con mucha audiencia existentes se beneficiaron de ser los primeros en mover ficha: algo que YA no funciona, ni volverá a funcionar jamás.
- Dedíquele horas, muchas horas. Ser bueno no basta. Además hay que dedicarle muchas horas al blog. Ser preciso, aportar datos, leer, descubrir novedades, levantar primicias, desenterrar otros blogs, recomendar como un loco. Y habrá que redactar y corregir, y buscar la fórmula apropiada, y encontrar la frase atrayente. Un verdadero infierno. Y casi con toda seguridad, nadie le remunerará esas horas en metálico. Y su familia (si todavía permanece a su lado) no dejará pasar un instante sin recriminárselo.
- Encuentre su ecosistema. Busque sus medias naranjas. Una de las cosas más entrañables de la blogosfera es la facilidad para conocer a gente afín. Descubra blogs que se le antojen próximos. Y comente en ellos, y participe y debata. Y hágalo de manera inteligente. Cultive la empatía blogueril. Devuelva los links, participe de la blogcultura. Y no se olvide de ellos. Sea continuo en el esfuerzo, recuérdeles que sigue ahí, y deles motivos para que le devuelvan las visitas. La amistad hay que cultivarla con cariño y devoción. Y con links, links y más links(apróvechese, son gratuitos).
- No vaya de gurú. Una estadística que me he inventado dice que sólo uno entre un millón llega a convertirse en gurú (por simple campana de Gauss), y los 999.998 restantes (mi esposa excluída) no dejan de sentir envidia. Si su objetivo es devenir gurú, al menos no lo predique a los cuatro googles, y quizá llegue antes a su meta. Reconozca abiertamente que sus lectores pueden saber más que usted -lo cual es terroríficamente cierto- y aprenda de ellos. Esto no significa que no pueda permitirse un poco de autobombo de vez en cuando (siempre necesario, especialmente cuando uno no tiene abuela, al menos conectada a Internet).
domingo, 19 de septiembre de 2010
5 trucos para promocionar tu blog.
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